DERECHO A ELEGIR

aborto

El movimiento feminista ha planteado la necesidad de una nueva manera de relacionarnos para que la mujer pueda ocupar el rol que le corresponde en el mundo. Ello significa restringir ciertos espacios donde el hombre se desenvolvía libremente y con soltura, sin entender que sus privilegios atentaban contra la dignidad y el desarrollo pleno de la mujer.

De esta manera el derecho que con justicia han reclamado las mujeres ha significado, en distintos ámbitos, poner límites en donde antes no había ninguno. Los humoristas han debido cambiar sus rutinas; en las empresas y organizaciones los directorios y comités han tenido que ceder espacios a la participación de la mujer; al lenguaje también se le exigen nuevas fronteras y obligaciones y en la academia se está reclamando que las bibliografías se acomoden en función de la paridad de género de los autores.

En términos simples,  el feminismo nos dice que para que la mujer tenga el espacio que le corresponde, el hombre debe ceder una buena porción de la cancha que por siglos utilizó a su favor. La mujer entiende y nos ha hecho entender que el macho no puede hacer o deshacer simplemente lo que se le da la gana, porque en su ímpetu patriarcal y colonizador reduce e instrumentaliza la existencia de la mujer. En buena hora trajeron luz en medio de la oscuridad. Es un reclamo sensato y necesario.

Es por eso que no me deja de llamar la atención que sea el mismo movimiento feminista el que exija el aborto libre esgrimiendo como principal argumento el derecho de las mujeres a elegir sobre su cuerpo. Es para mí un fundamento insuficiente, que no convence. Quizás porque en medio de ese vehemente grito por la libertad de elección está en juego la vida de otro embrión o persona, como quiera usted llamarle.

Siguiendo la misma lógica que le ha dado fuerza a la marea feminista, debieran ellas y ellos entender que no basta querer hacer lo que uno simplemente quiere porque  ese mismo antojo puede disminuir, coartar o en este caso eliminar la existencia de otro. Los hombres no podemos hacer o decir lo que se nos da la gana cuando en eso está en juego la libertad de la mujer. Entonces la mujer no puede decidir o hacer lo que quiera cuando en eso está en juego otra vida.

El machismo ha impedido que la mujer nazca y crezca todo lo que ella querría. El “abortismo” impide que otro nazca y crezca todo lo que se esperaría. Siendo coherentes al movimiento, cualquier otro argumento puede parecer más plausible, pero el simple derecho de la mujer a elegir no basta.

Si para alguien un feto no tiene el peso de la vida, entendería su posición. Si otro me explicara que la aprobación del aborto libre es para transparentar una realidad que ocurre y de forma desigual, me haría pensar. Aunque probablemente llegaría a la conclusión  de que, desde ese razonamiento, deberíamos legalizar abiertamente la pasta base, la cocaína y el crimen, que también existen y de manera desigual. Pero la libertad de la mujer no me parece una razón de peso para permitir sin limites el término de otra vida. Sería algo así como el reclamo de un niño que quiere derechos pero ninguna responsabilidad. O de un hombre que quiere machismo, a costa de la mujer.

Tal vez lo veo de esta manera porque siempre he pensado que la variable para zanjar estas complejas encrucijadas morales es el daño. Si no hay daño, adelante. Pero cuando existe un daño evidente y real – no abstracto o ideológico- el tema debe tratarse con especial cuidado y ,agregaría, restricción. Y en el aborto, claramente, algo o alguien tiene que morir para que otro siga disfrutando y celebrando su derecho a elegir.


Por Matías Carrasco.

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3 comentarios en “DERECHO A ELEGIR

  1. falvear210 dijo:

    Gracias por la columna. Una cosa que me surge es que, para quienes están en contra del aborto, la caridad argumentativa les compele a presumir que la premisa de la «libertad de elegir» tiene que ser mucho más compleja, precisamente para evitar un diálogo de sordos. Si es así, cualquier argumento (ya sea pro, pero también en contra) tiene que elaborar esa premisa con más detalle. Una manera de entender este problema sería diciendo que no le hace un favor a nadie reducir la defensa del aborto a la _mera_ libertad de elegir, dado que favorecería un diálogo de sordos. Si eso es lo que transmite tu columna, estoy de acuerdo.

    Segundo, el mismo criterio del daño es usado para argumentar la postura de que el aborto es moralmente permisible, *incluso* concediendo que el feto tiene el carácter de persona. El tipo de daño en cuestión sería el potencial daño a la madre, que justificaría su aprobación (consent) para llevar adelante el embarazo.

    Gracias por tu reflexión!

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