Las redes sociales actuaron de nuevo. Esta vez levantaron sus rifles y puñales en contra de los diputados UDI Gustavo Hasbún, Ignacio Urrutia y Jorge Ulloa, por la presentación de un proyecto de ley que busca sancionar con presidio menor en su grado mínimo y una multa de 5 UTM a quienes enaltezcan, nieguen o minimicen los hechos de gobiernos que hayan transgredido la constitución política, dando como ejemplo la administración del Presidente Salvador Allende.
Apenas conocida la iniciativa el bullyng se desató y los memes se expandieron con rapidez. Como es costumbre, de gatillo fácil y ligero, los twiteros repartieron sus ráfagas y acribillaron a los autores del controvertido engendro de ley. De todo les dijeron. Lo menos, que eran estúpidos, webones e imbéciles. Se burlaron a rabiar de una mala idea. Y sí, es una pésima idea.
Restringir y penalizar las muestras de apoyo a tal o cual gobierno, régimen o período presidencial no sólo atenta contra la libertad de expresión y de manifestación de cualquier individuo sino que pone en evidencia la incapacidad de algunos de convivir en la diferencia y aceptar en una sociedad democrática la existencia de opiniones distintas.
A mi no me gusta la UDI. Tampoco comulgo con las ideas de los tres parlamentarios en alusión. Condeno la dictadura, la figura de Pinochet y todos los atropellos, torturas y asesinatos que allí se produjeron. Pero, ¿por qué debería penalizar a otros por pensar distinto? ¿por qué tendría que sancionar a un grupo de manifestantes que celebra el cumpleaños de Pinochet en una plaza pública? ¿tengo que perseguir a quienes promueven o participan de homenajes a Jaime Guzmán? Yo puedo tener mi opinión, pero ellos también tienen el derecho a tener y expresar la suya, aunque a mi no me guste.
Sí, es una mala, vieja y anacrónica idea, como importada de Venezuela, la ex RDA, Corea del Norte o algún totalitarismo de cualquier color.
Pero lo interesante es que antes del proyecto de los gremialistas, la diputada PC Karol Cariola y la bancada del partido de la hoz y el martillo propusieron el mismo proyecto pero en sentido contrario: prohibir toda actividad de carácter público que tenga por objetivo la exaltación u homenaje de la dictadura militar, castigando cualquier contravención a la ley con presidio menor en su grado máximo a presidio mayor en su grado máximo y multas de 500 a 3.000 UTM.
De acuerdo a esta legislación se castigaría cualquier alusión a las palabras de “Gobierno Militar”, “Regimen Militar” o mencionar a Pinochet como “Presidente de la República”, entre otras cosas. Es decir, por lo bajo, tendríamos que amordazar a Gonzalo Rojas y Hermógenes Pérez de Arce, poner una lápida a la discusión histórica en torno a estos temas y comenzar a prenderle velas a la censura, esa que tanto aborrecimos en tiempos de Pinochet. A mí no me parece.
¿Y qué se ha dicho de este proyecto de ley en las redes sociales? Nada. Como un monumento a la inconsistencia y el doble estándar los otrora valientes twitteros guardaron sus fusiles y miraron al sudeste como haciéndose los giles, como para no quedar en evidencia.
Son una estupidez. Ambos proyectos son una estupidez. Pero es justo decirlo en una y en otra dirección para que todos se den por enterados y nuestros políticos entiendan de una buena vez que sólo ellos y un puñado de nostálgicos quieren seguir hablando de Allende y Pinochet, como si no hubiesen otros temas más urgentes y necesarios sobre los cuales legislar. Una lástima. Chile se merece algo mejor.
Por Matías Carrasco.