¿LEER O NO LEER?

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Quiero hablar sobre la lectura. Las últimas declaraciones del ministro de Economía, José Ramón Valente, en un inofensivo “Manifiesto” del diario La Tercera, me animan a hablar sobre la lectura. El personero de gobierno confidenció no leer novelas. “Prefiero bajar libros para escucharlos cuando troto o voy en el auto” -dijo. Finalmente concluyó: “la vida es muy corta. Siento que si leo una novela, es tiempo que le estoy quitando a aprender algo”.

Me llamó la atención el comentario. Pero también vi en esa frase la oportunidad de indagar en un tema que pocas veces se discute. El ministro está en su derecho de optar por lecturas distintas a la no ficción. Seguramente verá allí – en ensayos, papers, columnas o estudios- un conocimiento más directo, más preciso y más documentado de la vida que habitamos. Reconozco haber pensado lo mismo hace algunos años. Tampoco leía novelas.

El gusto por escribir me obligó a leer. Si no leemos, se acaban las ideas y el vocabulario. Y en ese ejercicio aterricé en los libros, cuentos y novelas. De hecho, ahora es casi lo único que leo. Descubrí allí, en esas historias inventadas, un alimento crucial y un valioso refugio, sobre todo en estos días.

Pero, ¿ podemos aprender con las novelas? ¿qué? ¿o estamos simplemente perdiendo el tiempo?

Leer una buena novela es como ver una buena película, asistir a una gran obra de teatro o simplemente escuchar una pieza musical capaz de erizarlo todo. Es extraño. Es más que entretención. Mucho más que eso. Es como navegar en aguas desconocidas, o que al menos, habíamos olvidado en el ajetreo cotidiano. El novelista japonés, Haruki Murakami, señala que el fundamento de todo escritor es “penetrar en la parte más profunda de la conciencia. En cierto sentido es sumergirse en la oscuridad del corazón”. Coincido. Algo se transforma al final de una novela que nos interpela.

Pienso en el Chile de hoy, de posiciones extremas y argumentos simples. Los buenos son buenos y los malos, que se pudran en el infierno. Hay cierta moralina instalada y categorizaciones certeras. Por eso siento que las novelas adquieren, más que nunca, una importancia necesaria. En ellas encontramos la libertad para decir las cosas de otro modo y abrirnos a realidades lejanas u olvidadas. Se plantea, generalmente, una mirada del ser humano más compleja de la que vemos por las redes sociales o la televisión. En un libro se dibujan personajes contradictorios, como nosotros, aunque insistamos en negarlo. En esas páginas se pueden escribir y leer cosas que, en una corrección política como la nuestra, ya no se dicen. Una novela nos puede hacer más humildes, más humanos.

Y la fantasía. ¡Cuánta falta hace la fantasía! La ficción permite soñar y pensar el mundo desde otra perspectiva. En un cuento o en una historia podemos encontrarnos con una monja que no cree en Dios, con un tipo muerto que resucita tres veces o con un mendigo convertido en rey. Si es cierto eso de que el lenguaje crea realidades, podemos encontrar en las palabras infinitos paisajes, mares y planetas.

El comentario del ministro de Economía pone sobre la mesa la discusión de lo útil, lo instantáneo, lo observable y lo rentable, versus aquello que sucede pero que no necesariamente nos entrega números a la vista. Por eso quizás piensa que leer una novela le impide aprender algo nuevo.

Hoy la novela y el arte de lo “inútil” compite en la sociedad de los likes, donde se premia lo rápido, lo fácil y lo que se desnuda en un solo segundo, como en un acto pornográfico. Por eso pienso que la complejidad, misterios, intimidad, erotismo, ilusión, ritmo y hondura que nos puede ofrecer un buen libro, es justo, urgente y necesario.


Por Matías Carrasco.

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3 comentarios en “¿LEER O NO LEER?

  1. Fernando Paredes Vidal. dijo:

    Hola Matías, un abrazo luego de tanto tiempo. No puedo creer lo afirmado por el Ministro y te elijo a tí -con las palabras usadas en tu artículo – para responderle, sorprendido y desilusionado. No sabe lo que se ha perdido, señor Ministro, subestimando a la novela y con ello a los novelistas. Mi vida entera la he disfrutado leyendo a los grandes latinoamericanos, riendo a carcajadas con «La tía Julia,», disfrutando «Nuestros años verde oliva» de nuestro tan cercano Canciller, los cien años de soledad de García Marquez, recorriendo la formidable novela argentina, la peruana y la chilena, nutriendome con su formidable lenguaje, mejorando mi propia ortografía, mi modesta redacción y llenando mi vida con la vida de sus propios personajes, sin aprender nada relacionado con números, estadísticas o asuntos para presumir frente a terceros y llenando de contenido mi ya largo pasar por esta vida.

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  2. Maca dijo:

    Amo inmensamente las novelas. Me fascina adentrarme en esos mundos en los que mi imaginación visualiza con la descripción del autor.
    Espero con ansias los dias largos de verano, los viajes, los aeropuertos, los aviones y la peluquería, para tener tiempo para leer.

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  3. Luzma dijo:

    Que gran TEMA eliges Matias y lo tratas con tanto respeto y profundidad que asombra.
    Ojalá este buen ministro lea tu escrito y se dé el gusto de leer una buena novela , estoy segura que cambiaría su parecer !
    Me encanto tu Columna, gracias!

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