LOS QUE NO EXTRAÑAMOS A BERRÍOS

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Desde hace algún tiempo que Felipe Berríos vive a varios kilómetros de Santiago, en La Chimba, uno de los campamentos con pobreza más extrema del norte de Chile. Ya han pasado varios meses desde su última y comentada intervención en el programa El Informante de TVN. Y de ahí no hemos escuchado nuevas declaraciones del jesuita. No al menos del calibre que nos tiene acostumbrados.

El sacerdote durante años disparó en contra de la elite. Sus duros cuestionamientos han apuntado a nuestros estilos de vida, nuestra prácticas y la forma en que nos educamos y nos relacionamos. Como pocos, este cura tiraba con fuerza del mantel y sacudía con ganas la alfombra, para dejar al descubierto cuestiones que nadie quería ventilar. Usted debe recordar la famosa “cota mil” o sus dichos sobre lo “lícito y lo inmoral” respecto a la construcción de clínicas en el sector alto de Santiago. Por eso saca ronchas. Por eso algunos no lo quieren.

Ni su casa, la propia Iglesia, se ha librado de su puntería. Y es que el cura no se arrugaba para poner en entredicho a la propia autoridad, obispos y cardenales, el magisterio y las formas de hacer Iglesia. Ha cuestionado su secretismo, su pompa, su liderazgo y algunas “verdades” que pocos sacerdotes se han animado a desafiar públicamente. “Los homosexuales son hijos de Dios. Él los creo homosexuales y lesbianas y Dios está orgulloso que lo sean” – dijo. Vaya bombita, ¿se acuerda?

Pero ya van varios meses que no escuchamos a Berríos. Y a juzgar por lo que hemos visto en el Chile del último tiempo, muchos no extrañamos al jesuita. Felizmente, ya no lo echamos de menos. Le explico.

Antes había que esperar una de sus entrevistas para que esta tranquila taza de leche agitara sus aguas, al punto de rebalsarse. Sus dichos eran siempre una novedad– al menos encendía la discusión- y comenzaba tras sus declaraciones un nutrido debate valórico sobre lo humano y lo divino. Para algunos Berríos sólo generaba daño y división. Para otros, era una señal de esperanza, porque expresaba lo que muchos pensaban y no se atrevían a decir.

Pero hoy las aguas ya están revueltas. Lo que antes comentaba Berríos en un programa de trasnoche o en alguna revista de fin de semana, otros lo dicen en otros medios, en otros canales y en otros formatos, todos los días. Por alguna razón, ya son varios “los Berríos” y no es necesario esperar a su próximo estreno para que comience la función. Son muchos los que se atribuyen el derecho a cuestionar lo que antes parecía incontrarrestable. Sacerdotes, laicos, twitteros, ateos, jóvenes y viejos se han sumado a la cruzada.

Y la elite – política, social, religiosa y económica- también ha hecho lo suyo para explicar el fenómeno. Los casos La Polar, Cascadas, Pentagate, el desprestigio de la política y abusos de toda índole, entre otros, han sumado al descrédito de este grupo que antes gozaba de un estatus especial y un poder a toda prueba. Y como su reputación va a la baja, lo que antes dictaban y predicaban, también. Se abrió entonces el espacio para cuestionar lo que antes ni si quiera poníamos en duda. Ya no hay reverencias a la autoridad. Y es bueno que así suceda.

Es cierto. A veces la crítica es injusta y desmedida. La indignación de muchos ayuda a que las formas no sean las más adecuadas. Pero imagino que es parte del aprendizaje. Con el tiempo iremos puliendo las palabras, la pasión y la manera de expresarnos.

Con todo, ya no es necesario esperar a que Berríos ventile buena parte de nuestros trapitos al sol. Otros ya lo están haciendo. Y por eso, simpatías aparte, ya no lo echamos de menos.

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4 comentarios en “LOS QUE NO EXTRAÑAMOS A BERRÍOS

  1. Pauline dijo:

    hombres como Berrios hay pocos, y formadores como él menos, cuando Jesús fue tan claro y directo concreto en sus enseñanzas ,¿porque? me pregunto yo. tenemos que dejar que en la politica de nuestra iglesia los jerarcas se las den de grandes estudiosos y con palabras rebuscadas y pomposas para confundir al más noble y simple cristiano, Cuando la verdad es , AMAR Y SERVIR con la venia de Jesucristo , no aceptemos que nos enturbien las aguas que cristo aclaro para el entendimiento de los hombres y mujeres que son a su imagen y semejansa

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