FEMINISMO

A veces digo, en reuniones sociales, que prefiero tener hijas inteligentes que feministas. Asumo que es una frase, al menos, provocadora. Cuando mi señora ha estado presente, ha salido rápidamente a intentar dar explicaciones y que, en realidad, lo que yo quiero decir, es que no me gustan las posiciones radicales. Y es cierto. No me gustan. Pero, si soy honesto, no me declaro, ni me declararía, feminista. Entiendo que es una afirmación jodida. Primero, lo de no asumirse feminista en un mundo en donde parece políticamente incorrecto hacerlo, y segundo, tal vez lo más espinudo, deducir que los feministas (y las feministas) no serían inteligentes. No es, desde luego, lo que quiero señalar. Si tuviera que ser más preciso, diría que el feminismo, como cualquier “ismo”, carga consigo un prisma, una manera de interpretar la realidad. De ahí, que no es raro que el movimiento derive, en algunas personas (y no pocas), en fanatismos o en una forma desmedida e injusta de tratar los hechos.

Recuerdo la primera vez que escuché el término feminista en la política chilena. Fue hace algunos años. Quizás, cinco años. En una entrevista le preguntaban a Giorgio Jackson, cuál era en ese momento el relato o las banderas que defendía la izquierda. El feminismo, respondió. Quedé perplejo. ¿Cómo el feminismo? Pensé que hablaría de la igualdad, los derechos universales o la superación de la pobreza, insignias históricas de la izquierda mundial. Seguramente, mucho más instruido que yo, Jackson sabía que el asunto feminista venía importándose desde Europa y que sería conveniente, a todas luces, alentar. Con el paso del tiempo, Jackson tenía razón. El feminismo ha sido una causa que ha dotado a la izquierda, otra vez, de buenas intenciones y de esa aura de redentores, de justicieros, que gustan representar. De ahí, cuando llegaron al poder, la promesa de ser un gobierno feminista.

El feminismo se convirtió así en una identidad provechosa. Declararse feminista lo vestiría a uno de aspectos deseables y que cualquier buen compañero quisiera tener. De alguna forma, asumirse feminista, y proclamarlo a los cuatro vientos, te convierte, por arte de magia, en un buen ser humano. El feminismo es un movimiento que busca la igualdad entre hombres y mujeres y dotarlas a ellas -hasta el minuto víctimas de la sociedad patriarcal- de las mismas oportunidades y libertades de las que ha gozado el ejemplar masculino. Y estoy de acuerdo. ¿Quién podría oponerse a ello? El problema es que, convirtiéndose el feminismo en un asunto identitario, pasó a ser, en lo grueso, una cuestión declarativa y performática en busca de reconocimiento y aceptación, y no en una idea racional, para la cual, habría que buscar soluciones más estructurales, honestas y de fondo. Por eso hoy asistimos a la desilusión de una coalición feminista que, ocurridos los hechos, no se ha comportado a la altura de lo que declararon, una y otra vez, con pancartas, vistosos pañuelos al cuello y bellos discursos.  

No es lo mismo hablar de feminismo y situar a la mujer en una situación de víctima en el siglo XIX, que en la sociedad actual. El escenario es absolutamente distinto. Por supuesto que hay cosas que mejorar y cuestiones en las que avanzar, pero no comparto esa visión que sitúa a la mujer, en términos generales, siempre en una posición desventajosa. Recuerdo un debate televisivo, estaban hablando de política, los ánimos estaban caldeados, un hombre retruca a una mujer con un buen argumento, y ella responde, “lo dices porque soy mujer”. ¿Qué es eso? O cuando una persona critica a una mujer y se le acusa de misoginia, ¿de qué estamos hablando? No son casos aislados.

El feminismo, cuando se asume como una cuestión identitaria, corre el riesgo de nublarnos la vista, a punta de pasión y entusiasmo, dejando a un lado la racionalidad y el pensamiento crítico. Por eso prefiero, como Fito Paez, no pertenecer a ningún “ismo” …o tal vez sí. Me declaro humanista, entendiendo que todos, hombres y mujeres, feministas o no, padecemos de las mismas miserias y pellejerías.  

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Por Matías Carrasco.

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3 comentarios en “FEMINISMO

  1. Avatar de Desconocido Anónimo dijo:

    Se me hace interesante el planteamiento de tus ideas en tu columna, puesto que el concepto como “feminismo” a perdido su real ideal a lo largo de los hechos históricos que lo llevaron a ser un colectivo que a perdido su foco. Quizás en pertenecer a un “ismo” es una razón de llevar una conducta puesta a un conjunto de un pensamiento que dicta ciertas normas de si. Saludos, y quisiera recomendaciones ya que también escribo distintas cosas.

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