LABERINTO EN PAREJA

El sábado pasado, después de comer en la casa de unos buenos amigos, tuve una discusión, un breve cruce con mi señora. Al final siempre haces lo que quieres, le dije. Y ella, retrucó advirtiéndome que era yo quien se dejaba arrastrar. Todo en un tono frontal, algo subido, pero tampoco para tanto. Al instante, el matrimonio anfitrión se miró y casi a una sola voz sugirieron: tienen que escuchar el podcast «La pareja en el laberinto».  Me fui con ese nombre en la cabeza y un silencio en el viaje de regreso.

Sin mucha expectativa, el lunes, en mi caminata diaria al trabajo, decidí escuchar el podcast. Mis amigos saben de estos asuntos, de la vida en pareja, digo. Tienen sus achaques de vez en cuando, han pasado situaciones jodidas, y lo intentan, siempre intentan estar mejor. Me llevé una grata sorpresa. Se trata de una mujer, sicóloga chilena, terapeuta, de unos 40 ó 50 años, adivino, de nombre Blanca Lecaros. Y de un tipo, abogado, de edad similar, llamado Alejandro. Ambos, se intuye, se llevan bien, se transmite una complicidad de amigos. El lenguaje es simple y la atmósfera relajada y liviana. Los temas que tratan en 15 capítulos, de casi una hora cada uno, los abordan con hondura, pero sin dejar de lado el humor y la levedad. A él lo considero un hombre generoso. No busca protagonismo (y en estos tiempos eso es un valioso hallazgo), sino que es quien da continuidad entre uno y otro episodio y cumple un rol como de bandejero para que ella, la que sabe, la experta, se explaye. Hay referencias a Freud, a la literatura, a la filosofía, al cine (generalmente clásico) y a mitos griegos. Todo para que las ideas que se van planteando se aterricen y se entiendan con claridad. Y lo logran.

El primer capítulo habla sobre la historia de la pareja. Vivir en pareja no es una pulsión biológica, sino cultural. Sus inicios se explican por su rol funcional, para asegurar la herencia en la familia, literalmente como si de un contrato se tratara. En esos tiempos la afectividad y el erotismo quedaban escindidos de la pareja. Luego, con el cambio de paradigma, las cosas se invirtieron. Los afectos y el sexo crecieron en importancia, y la imagen de un matrimonio siempre a gusto, siempre dispuesto, siempre enredado en las sábanas, se convirtió en una must que debemos cumplir. Todo ensalzado con el cine de Hollywood, las novelas rosas y un montón de ofertas culturales que reafirmaban ese ideario.

Del segundo capítulo, en adelante, la cosa se pone entretenida. En la base una gran revelación: con la irrupción de la mujer al mundo laboral, la cancha se empareja. El poder, como antes, no estaba solo en el hombre, sino que ahora debía ser compartido entre ambos. De ahí la dificultad para tomar decisiones y organizar la vida entre dos. Es primera vez en la historia que algo así sucede. Nadie sabe muy bien cómo hacerlo. Es algo que repiten, una y otra vez. Hablan de cómo enfrentar los conflictos, de cómo mantener vivo el deseo y del sexo, cómo no, del sexo. Sostener el conflicto, plantea la terapeuta, es la mejor manera de mantener a una pareja con vida. La otra cara de la guerra no es la paz, sino el conflicto, dicen. Es una frase que lo deja a uno con la cabeza inclinada, pero es cierta. Hay que escuchar el podcast para entenderlo. Y otra buena observación es que debemos aprender a soportar la diferencia del otro, movilizarla, azuzarla, y no intentar una mal entendida fusión que puede anularnos, llevarnos al despeñadero, o incluso a la depresión.

Me gusta lo que escucho. No es un antídoto simple o de bolsillo. Es una mirada compleja, inteligente, audaz. Requiere de apertura y, sobre todo, de mucha honestidad y coraje. Es un podcast que deja a la intemperie nuestra propia fragilidad. Las emociones van variando. A veces me río, otras me da rabia y a ratos también aparece la tristeza. Entiendo que es un podcast hecho (con mucha preparación, y eso se nota)  para ayudar a las parejas a estar mejor. Pero más allá de eso, se percibe el interés por promover decisiones libres y adultas, terminen como terminen. Por ahí va la cosa.

Hay una mala noticia. Antes de escuchar el podcast sabía que la vida en pareja era difícil. Y después de hacerlo, pienso que es más difícil aún. Pero tal vez esa sea su mayor gracia. Hacernos conscientes de esa dificultad y de cuánto depende de nosotros, y de nuestra valentía, salir airosos y felices de ese intrincado laberinto.  

Después de estar en silencio un par de días (bueno, así soy yo) volví a hablar con mi mujer. Le recomendé el podcast y lo comentamos de vez en cuando. Decidimos los dos meternos en el laberinto, aunque estamos allí hace casi 20 años. Juntos, día a día, buscaremos la salida.

______________________________

Por Matías Carrasco.

*El podcast «La pareja en el laberinto» se puede encontrar en Spotify.

Estándar

Deja un comentario